Blogia
Psicoalba

ENTRENAMIENTO MENTAL EN LOS DEPORTES

 

Dentro del gran desarrollo que han tenido las ciencias aplicadas al deporte, la psicología deportiva ha ocupado un espacio importante en la preparación integral de un deportista. Atrás van quedando los años donde este especialista utilizaba una oficina retirada del campo deportivo para asesorar al deportista. Hoy, el entrenamiento mental, consiste en aplicar técnicas psicológicas, entre las cuales se encuentran la visualización y la relajación, en el propio lugar de entrenamiento, de tal manera que se integren de manera natural lo físico, lo técnico, lo táctico y lo psicológico.   

 

Desde hace muchos años ha ido paulatinamente reconociéndose en el ámbito deportivo, la importancia del trabajo psicológico o mental con los deportistas. La labor de este profesional tanto en la iniciación deportiva como en alto rendimiento resulta fundamental. En el trabajo con niños uno de los objetivos primordiales es la introducción de valores y conceptos “para la vida” tales como el compañerismo, el respeto, el compromiso, el trabajo en equipo, etc.,. Y cuando se está en frente de deportistas de alto rendimiento, la labor de esta ciencia se circunscribe a desarrollar variables tales como la atención, la relajación, el estado emocional óptimo, la concentración y la motivación entre otras, ya que, son éstas las que pueden determinar un triunfo o una derrota durante una competición.

En países desarrollados deportivamente, el aporte de la psicología deportiva ya no se discute y está integrado plenamente al trabajo multidisciplinario que recibe el jugador. En algunas ocasiones son los mismos entrenadores (preparados para hacerlo) quiénes realizan el trabajo psicológico, y en otras ocasiones, es el propio psicólogo especializado en deportes, quién se encarga de esto.

¿En qué consiste el proceso psicológico?

Un adecuado proceso psicológico consta de cuatro fases bien definidas:

 

1. La primera de ellas dice relación con el diagnóstico, donde mediante pruebas psicológicas, observación en terreno y entrevistas, se conocen las dificultades que tiene el deportista o equipo deportivo para desarrollar todo su potencial deportivo.

 

2. Posterior a eso se realiza el proceso de intervención o entrenamiento mental que consiste en preparar al deportista antes, durante y posterior a una competencia, mediante técnicas y herramientas psicológicas, para que afronte de manera óptima todas las situaciones internas y externas que subyacen a una competencia y que puedan eventualmente afectar la “cabeza” del deportista.

 

3. Una vez llevada a cabo la intervención viene la fase de evaluación cuyo tema central está en verificar la eficacia del proceso de intervención, es decir, si las técnicas y herramientas empleadas dieron el resultado esperado. Para este efecto se utilizan nuevamente algunas pruebas psicológicas, las observaciones en terreno pero es la retroalimentación del propio deportista lo que en definitiva señalará que este proceso cumplió o no con su objetivo.

 

4. Finalmente se realiza un seguimiento en el mediano y largo plazo para constatar que el deportista ha desarrollado y/o controlado las variables que fueron trabajas anteriormente. Acá es importante la observación que los agentes más cercanos al deportista –entrenador, preparador físico, médico- puedan realizar en relación a este punto.    

 

Técnicas más utilizadas en el proceso de intervención

Dentro de la intervención se trabajan numerosas variables tales como la ansiedad pre competitiva, la concentración, la atención, la autoconfianza, la motivación, etc. Y para ello es muy importante considerar dos elementos: primero las características psíquicas que trae consigo el deportista y en segundo término la “psicología específica” del deporte en cuestión, ya que, cada jugador y cada deporte tiene requerimientos psicológicos específicos. Pero existen dos técnicas muy utilizadas en el ámbito de la psicología deportiva denominadas técnicas de relajación y de visualización.

Las técnicas de relajación

Las técnicas de relajación se utilizan para reducir o eventualmente controlar la ansiedad pre competitiva que puede experimentar un deportista. Para ello es muy importante fijarse en dos elementos: el primero de ellos comprobar que la ansiedad del deportista sólo se haya producido como reacción frente al evento deportivo, ya que, en muchas ocasiones la ansiedad es una característica de la personalidad del deportista, y para ello las técnicas de relajación tienen una utilidad relativa.

Un segundo elemento que hay que observar es la forma de manifestación de esa ansiedad, debido a que los síntomas pueden ser experimentados de manera cognitiva (pensamientos de fracaso, baja concentración, incapacidad de toma de decisiones), fisiológica (alta sudoración, mareos, dolores de estómago) o motores (rigidez muscular, tensión muscular, pérdida en la fluidez del movimiento). Y dependiendo de la manifestación de la ansiedad se deberá seleccionar, dentro de la amplia gama existente, la técnica de relajación que se utilizará.

 

La visualización

Cuando estamos frente a un deportista que está absolutamente relajado frente a una competencia, podría decirse que está “casi dormido”, por lo que es necesario activarlo empleando habitualmente dos técnicas: la imaginería y la visualización. Ambas buscan activar fisiológica y mentalmente al deportista pero la diferencia está en que la primera sólo lo hace con imágenes y la segunda, además de las imágenes, incorpora sonidos, olores y sensaciones.

Está técnica consiste en “traer a la mente” el recuerdo fidedigno de alguna competencia realizada anteriormente, o bien, anticiparse a la próxima que vendrá, todo con lujo de detalles, como si en realidad se estuviera experimentando la situación real. El fenómeno que se encuentra a la base de esta herramienta es que el cuerpo, a través de las órdenes que emite el cerebro, se prepara tal y como lo haría en condiciones reales, provocando un aumento en la frecuencia respiratoria y en la actividad muscular, preparando al deportista para una instancia competitiva que, por su novedad y poca predictibilidad e incertidumbre, puede provocar ansiedad, estrés y mermas en su autoconfianza.

 

Ambas técnicas deben ser aplicadas por un especialista, ya que, su mal utilización puede provocar efectos adversos en el deportista y generalmente se emplean durante la fase de intervención dentro del proceso psicológico como parte de la planificación que debe tenerse al momento de trabajar y preparar a un deportista de elite.

0 comentarios